
Personalidad sexual dominante La personalidad sexual dominante es quien siempre o casi siempre da el primer paso para el sexo, disfrutan plenamente de su sexualidad y no sienten miedo en comunicarlo a su pareja ni en llevar las riendas de cada uno de los encuentros. Hablan abiertamente de sexo sin la necesidad de alardear sobre sus experiencias, pero siempre aclarando que disfrutan de sus encuentros con intensidad. En el día a día suelen ser personas seguras, que saben lo que quieren pero también un poco controladoras, no disfrutan que ninguna situación se les escape y quieren llevarlo todo por la mano. Personalidad sexual sumisa Las personalidades sexuales sumisas son la contraparte de las dominantes, la mitad de la ecuación para que esos encuentros funcionen. En la cotidianidad pueden ser personas que piensan mucho antes de actuar, reflexivas y en muchas ocasiones poco impulsivas. Pueden trabajar activamente en pro de un objetivo y una causa pero siempre bien liderados pues les cuesta ser quienes den el primer paso.
Para hablar de personalidad sumisa, este tipo de comportamientos deben darse también en relaciones personales en las que no hay una jerarquía oficial o explícita: por ejemplo, en una relación de amistad o en un matrimonio. Por otro lado, tener un tipo de personalidad sumisa no es incompatible con mostrarse dominante con determinadas personas o en determinados contextos; simplemente se prostitución de una tendencia general. Eso sí, estos casos en los que la persona toma un rol protagonista o de liderazgo deben ser menos frecuentes que aquellos en los que manifiesta sumisión. De hecho, es posible que este aspecto de su personalidad destaque mucho menos que otros rasgos de su manera de ser. Por otro lado, la personalidad es hasta alguien punto flexible y cambiante, si perfectamente en comparación con otros conjuntos de rasgos psicológicos se muestra relativamente asentado con el paso de los abriles. Sin embargo, no es frecuente que estas formas de personalidad cambien radicalmente en poco tiempo semanas a no ser que existan psicopatologías que alteren el funcionamiento del cerebro. Por eso, el contexto siempre debe ser tenido en cuenta. Poca tendencia a explicitar sus deseos Los individuos que tienden a la personalidad sumisa hablan relativamente poco acerca de lo que les gustaría o de lo que tienen ganas de hacer si estas actividades involucran la conformidad de terceras personas. Es decir, que van asumiendo que difícilmente podrían vivir sin la asistencia de la otra persona, por lo que deben ir realizando sacrificios contantes para mantener esa relación.
El negocio de la prostitución se ha disparado con la crisis económica. Especialmente delicado es el caso de los jóvenes que venden su cuerpo para salir adelante. Hay que tener una formación», dice. Concha Borrell repite esa frase una y otra vez en sus clases de prostitución. Sus alumnas son seis chicas que quieren anatomía prostitutas. La lección empieza a primera hora de la mañana en un aula que Concha ha alquilado en el centro de Barcelona. Esta catalana de 42 años es terapeuta venéreo y prostituta desde hace ocho abriles. Las alumnas que van entrando al aula son chicas jóvenes, demasiado en algunos casos, con la experiencia con los hombres que una recién cumplida mayoría de edad te puede dar.
Lorena G. Maldonado lorenagm7 Antoni Bolinches es un auténtico veterano en esto del amor y de la sexualidad: nuestros temas predilectos, aunque nunca voceados. Fue uno de los introductores de la Psicología Humanista en España y es considerado a nivel internacional un importante innovador terapéutico. Viene dando guerra con un sinfín de obras convertidas en éxitos editoriales, como El cambio psicológico, Sexo sabio, Amor al segundo experimento o El secreto de la autoestima. Se refiere, muy especialmente, a ese grupo de mujeres de entre 40 y 60 años que poseen libertad económica, un alto grado de aplomo en sí mismas, atractivo, inteligencia y notoria madurez personal. Es un modelo social que fomenta las patologías personales. Viene, por supuesto, de la explosión de modelo de civilización.