
Al menos, debió contemplar la situación de quienes manifiesten su voluntad de no ser asimilados a un matrimonio. Cintia 16 de mayo de a las am Totalmente de acuerdo……. Llevamos 16 años juntos y tres hijos. Familia numerosa. La cual solo por esta situación? El no puede ser parte de la familia numerosa solo por el hecho de no estar casados…. Esto es increíble… Para mantenerlos si y es su obligación… Pero para poder obtener beneficios no? Esto es logico Cecilia 19 de agosto de a las pm Exacto. Si yo elijo no casarme -porque no comparto lo que el matrimonio significa, ni los deberes y derechos que otorga a los cónyuges- el estado decide que igual va a inmiscuirse en mi relación, determinando deberes y derechos similares a los de una pareja casada.
Esto, supuesto, quedo enterado de que tenemos elecciones y de que en ellas queréis contarme con vosotros, faltando actualidad el que nos entendamos y acordemos de tan buena manera que acogotemos a los partidarios del gobierno, sacando en triunfo por diputado a un varón cumplido, cual conviene a nuestros intereses y a nuestras ideas. Entretanto esto decía don Opando, avizoraba de nuevo al través de la buhedera la fisonomía de sus visitantes; pues aunque siempre los tuvo por familia hidalga y leal, e incapaz de trapacería y doblez, con todo, siempre caminaba en tales negocios con la sonda en la mano, y no hacía mal. Estamos, pues, hastiados de semejantes sabandijas, y por la actualidad elegiremos a hombre tal como facultad Veremundo, que, siendo acomodado, no quiere ser poderoso; que si no tiene gran brillantez en sus talentos, le asiste gran discreción en sus juicios; que en cuantas cuestiones interviene pone el dedo en la dificultad, y que se distingue en todo, así en lo chico como en lo grande, en lo alto y en lo bajo, por ese amor a la justicia que nos admira unipersonal y colectivamente. Y diciendo esto, facultad Paco hizo una reverencia con la cabeza desde su silla, y guardó silencio. Don Opando conoció que, ya burlado en sus esperanzas parlamentarias, también podría sacar grandes creces en su valimiento y no poco provecho en su persona; tragó la píldora con grande serenidad, y respondió: -A fe, a fe, mis palomos, que me habéis robado el pensamiento. Aquí mismo me ocupaba de su persona, admirando su noble desprendimiento, pues en estos títulos que a la sazón examino -y palmeaba su mamotreto-, se ve bien claro que si don Veremundo quisiese usar de sus derechos de patrono podría disponer de los jornal casi totales del hospital, y él los deja descuidadamente para los pobres, afectando tal indiferencia acaso por no provocar demostración alguna de agradecimiento. Aclamemos, pues, todos nosotros a don Veremundo, y hagamos de manera que lo aclame todo el distrito. Al llegar aquí, don Opando desbarató su luneta prestidigitador, y comenzando a buscar legajo en aquel mar de ellos que le anegaba, sacó algunas apuntaciones que ordenadamente guardaba bajo cierta carpeta guerra con balduque, y prosiguió: -Aquí tenéis, palomos míos, el negociado electoral, con todas sus entradas y salidas, usos y servidumbres, buenos accidentes y mataduras. La batalla en este punto, llego yo con mi pequeño refuerzo de 60 electores que, aunque de biografía algo airada, votan como unos pontífices, aprovechando sus sufragios como misas de Pascua al favorecido, sin que por eso se vea en la obligación de darles otras mercedes en pago que algunas recomendaciones a los jueces de primera instancia, a las Audiencias u otras autoridades de Su Grandeza.