
De pequeños, en el parque, en la universidad, todo vale. Ahora no. No es la edad del descubrimiento y de la formación como personas. Tenemos nuestra personalidad y las ideas bastante claras, así que tratamos de optimizar el tiempo que tenemos con personas que encajen con nosotros. Esta edad se puede decir que es una criba. De joven, te da igual qué haga, qué diga o cómo se comporte. Lo que te apetece es jugar, y jugar lo saben hacer todos. No somos tan selectivos de pequeños.
Libremente de dónde, ten en cuenta lo siguiente: Evita situaciones en las que debas causar forzosamente una buena primera impresión para no perder la oportunidad para siempre. Debes poder volver a ver a esas personas. Cuando se trate de un evento organizado intenta estar ahí un rato antes para poder hablar con la gente a medida que vaya llegando. Por eso debes intentar frecuentar los mismos sitios y hablar con la misma familia. No desistas a las primeras de cambio. Si ése es el albur, acuérdate de llegar un rato antiguamente para charlar con la gente que haya en ese momento.
Enseguida supe que quería convertirme en su amigo. Quería aprender de él, empero en el fondo también tenía ganas que me devolviera esa admiración que yo sentía. Saber que alguien importante te admira es una sensación bastante reconfortante. Como él viajaba mucho, coincidíamos poco en nuestra ciudad. Creía que así me terminaría considerando un ñaño. Pero aunque había mucha cordialidad por su parte, nunca sentí que lo hubiera conseguido. Afortunadamente, varios científicos ya han estudiado la ciencia de la amistad.